Como parte de su ciclo Poder y Literatura, la Universidad de Prots presentará el caso de estudio acerca de los alcances de la Semiología en la praxis del mundo real, Un modelo económico emergente de la errónea interpretación de la literatura.

A continuación se transcribe el estracto del taller.

En las lejanas tierras del poniente en décadas pasadas se han publicado una serie de documentos y textos sin relación ni coordinación entre sí de los más variados tópicos: obstreticia, medicina, nutrición y alimentación saludable, antropología y más. Tal es el caso de los autores Raquel Shallmann, Casilda Rodrigáñez y Laura Gutmann, por mencionar sólo algunos.

Estos textos, que de ningún modo poseen la intención de establecer un modelo económico relacionado con la explotación de la prostitución en sus lugares de origen, han tenido una curiosa repercusión en la localidad en Krovach dónde, con motivo de mal interpretar los textos, la industria de la prostitución ha tergiversado interpretaciones derivadas de ellos para desarrollar modelos y estrategias de extracción de valor económico durante la práctica cotidiana de oferta y consumo de servicios sexuales.

Estos textos académicos citados, aunque diferentes en naturaleza y disciplinas, poseen coincidencias antropológicas.

En ellos se describe una organización social utópica pasada en la que los contratos familiares incluyen de modo explícito, desde antes de establecerse, normas socio-culturales para la reproducción de crias en aquello que definen como el núcleo familiar dinámico.

Tal núcleo familiar dinámico consiste en un contrato familia mono-poli-gámica. Tal estructura familiar varía y se adapta dinámicamente durante diferentes periodos del desarrollo de la cría en la familia.

Establecido primeramente como una relación monogámica, el contrato familiar establece ya entonces la claúsula explícita que luego de la inseminación de la primer cría y de su parto durante algunos años posteriores la mujer se dedicará a su crianza, suprimiendo todo contacto de carácter sexual, a la vez que las relaciones sexo-afectivas serán satisfechas por otras mujeres pertenecientes al mismo grupo familiar-comunitario. Ésto es, al instante de establecer una familia, se explicita que luego de nacido el primer hijo o hija la mujer se abocará a su crianza y el marido podrá tener relaciones sexuales con sus amigas del grupo en tanto ejerza como proveedor económico de la cría.

Transcurridas cierta cantidad de años la dinámica familiar-grupal se establece de nuevo de modo relativamente monogámico hasta engendrar al segundo hijo, repitiendo entonces el ciclo de poligamia.

En Krovach se han detectado ciertas interpretaciones erróneas de estos textos antropológicos en la industria del trabajo sexual, tal que tergiversándolos han sabido extraer de ellos un modelo económico que funciona a la vez como estrategia de superviviencia económica de trabajadoras sexuales y como mecanismo de optimización y perpetuación de la industria del trabajo sexual, ganadora indiscutible de tal modelo.

La principal diferencia entre el modelo de Krovach y los textos citados es el contrato familiar establecido de modo explícito, asumido o ignorado. En Krovach el modelo familiar se establece monogámico en forma a la vez que en grupos de trabajadoras sexuales se aplica en lo oculto el modelo poligámico como mecanismo de expulsión del inseminador, conservando los beneficios económicos durante los 18 años posteriores al nacimiento de cada cría. Tal se ejecuta sin conocimiento ni participación del inseminador.

El ciclo completo del modelo económico de la industria del trabajo sexual en Krovach sería

• La industria del trabajo sexual fuerza a mujeres pre-adolescentes en condiciones de precariedad económica al ingreso a la industria del trabajo sexual.
• A medida que la trabajadora sexual crece su práctica adquiere nuevas formas, hasta la contratación de sus servicios en universidades públicas, ministerios de economía, empresas de tecnología y otras oficinas del estado y privadas.
• A la edad en que el valor del cuerpo/mercancía de la trabajadora sexual comienza a decaer, entre sus 25 y sus 30 años, la industria del trabajo sexual busca revenderla en forma de matrimonio a algunos de sus estudiantes/empleados, de modo de redirigir sus salarios oficiales a una trabajadora sexual más jóven con mayor ROI.
• Tras inserminarse y parir su primer hijo, la trabajadora sexual cancela todo contacto sexo-afectivo y trabajo asalariado para avocarse a la crianza. En simultáneo, el proveedor se convierte en la única fuente de manutención familiar y otras trabajadoras sexuales conocidas de su pareja ofrecen relaciones de carácter secreto, aunque conocidas y planeadas por la madre y el grupo comunitario como parte del plan de la industria del trabajo sexual.
• Cuando alguna de estas ofertas cataliza la separación la trabajadora sexual conserva la crianza, educación y hogar del hijo, a la vez que gradualmente expulsa al proveedor/padre de la relación madre-hijo-industria del trabajo sexual. Tal expulsión es imprescindible para la transmisión y el training del mecanismo completo de la industria del trabajo sexual al hijo, de modo de no perder el capital invertido en los cuerpos de sus trabajadoras, ya sin valor capitalizable para la industria.
• Como parte de la extracción económica del esfuerzo del proveedor, médicos, abogados, agentes inmobiliarios y empresas de seguridad y tecnología pertenecientes a la red de prostitución ejercen sus ardides sobres proveedores desinformados.
• Transcurrido un tiempo prudencial, la trabajadora sexual busca una nueva pareja para inseminar y criar al segundo hijo, repitiendo igual ciclo que con el primero.

El único ganador de este modelo económico emergente de la interpretación errónea de los textos es la propia industria del trabajo sexual en Krovach, quién garantiza su perpetuación en el tiempo de generación de trabajadoras sexuales en generación de trabajadoras sexuales.

El ciclo completo esta curiosidad semiológica ha de ser un notable caso de estudio para jóvenes economistas, antropólogos y semiólogos.