La Entidad de las Artes anuncia la puesta en escena de la desopilante comedia ¿Tanto lío por una puta?
Con actuaciones magistrales, ¿Tanto lío por una puta? es una deliciosa comedia costumbrista de la colectividad judía.
El Abuelo Segismundo consume prostitución. También contrata servicios de prostitución de adolescentes para educar a sus nietos. Costumbre habitual en la comunidad, en ocasiones a través de la contratación de primas para el Bar Mitzvá de los 13 años de niños adinerados.
La Tía Marta es una joven arrojada, tomada desde sus 18 años por un adinerado muchacho de la cole. Tras un tórrido romance con su jefe de tesis doctoral, escapa a Oriente donde su familia política le consigue un puesto muy bien pago en un laboratorio genético.
El Tío Diego es un patriarca judío en ciernes, como cualquier primogénito varón de la colectividad. Orgulloso y violento físicamente, cuando el dinero escasea lo resuelve a golpes de puño y de muebles de cocina estallados. Tras ahuyenter a golpes al resto de su familia, en 10 años se doctora en Física e intenta obtener la ciudadanía polaca, pensado que con tal Europa abrirá las puertas a su genio. No ocurre tal. Europa se abastace a sí misma de genios sin necesidad de importalos de baja calidad de América. Tras su breve paso por Barcelona, poco después que comenzara dejar de ser uno de los prostíbulos de Portugal y de Europa, regresa a su país para casarse con una señorita mucho más adinerada que él mismo.
El Tío Federico, el más simpático y entrador de la familia, contrae HIV apenas pasados sus 20 años de edad. Su Tía Marta le proporciona un tratamiento genético de última generación con la condición de declararlo a la obra social como diabetes, enfermedad reconocida y que otorga certificado por discapacidad para trabajar por la que el laboratorio genético podría colectar cuantioso dinero. El Tío acepta, haciendo la performance durante años de la insulina y la glucosa en cada almuerzo frente a testigos. Ya en la capital, se enamora de un muchacho adinerado con quien entabla una relación semi-gámica. El tío Fede practica la monogamia, su pareja la poligamia, como en toda relación entre ricos y menos ricos. Como en Andrea del Boca. Resuelto su pasar económico, su vivienda y su futuro, se dedica promocionar entre su familia los productos de las empresas de su pareja que ellos mismos no consumirían por su baja calidad, incluyendo sus propios libros y discos publicados. Para evitar ser juzgado por su orientación sexual, durante 10 años dice estar viviendo en un departamento familiar de estudio cuando en realidad convive con su pareja. No obstante, ocultando tal dato renta el departamento entre su grupo de amistades músicos, actores, escritores y artistas en general para encuentros sexuales furtivos entre ellos.
La Tía Gabriela se dedica al trabajo sexual desde su adolescencia en el sur del país. Intentando ocultarla y enderezarla, sus tíos le consiguen un marido adinerado en el Estado de Israel, dónde la envían a casarse a sus 20 años.
El Tío Martín deambula de trabajo mal pago en trabajo mal pago en la capital, esperando encontrar alguno en el que se construyan programas de computadoras. Nunca lo haya. No poseyendo dónde estudiar, abandona los estudios para obtener un salario de jornada completa del que ladrones y estafadores le roban aproximadamente 100.000 USD1 en alquiler de vivienda única durante 25 años. Sus trabajos de programador son un chiste y durante 20 años lo intuye. Es el peor padre que un niño pueda tener: no posee vivienda, ni auto, ni dinero, ni tiempo, ni paciencia, ni título universitario, ni first certificate en lengua inglesa, ni sabe contar cuentos, ni mentir, ni actuar, ni tocar instrumentos musicales, ni bailar, ni aprendió a cogerse sin desearlo a alguien en condiciones económicas de mantenerlo.
Llegando a su casi cuarta década de existencia, se enamora por primera y única vez en su vida de una señorita que lo trata bien, que demarca su territorio con claridad sin mentirle, y que experimenta simpatía honesta por él. Esa pregunta es inapropiada y no voy a responder. Mis espacios son míos. Yo decido qué de ellos compartir con vos y qué no. No vas a saber todo de mí, le responde en más de una ocasión la mujer que ama ante sus preguntas menos oportunas.
Tras experimentar un breve periodo de felicidad, el único en su vida en compañía de otra persona adulta, la señorita le deja saber que: a) se dedica a la oferta de servicios sexuales en empresas, boliches y sets de actores y directores de TV y cine, bajo el eufemismo de doble de escenas eróticas. b) ha de continuar dedícandose a tal, en tanto las personas como la familia del tío Martín y los empleadores del tío Martín y AFIP y Anses estén dispuestos a poner una moneda únicamente en niñas y mujeres que se dejen coger, sea por sus empleadores, sea por ellos mismos, sea por un marido, sea por clientes extranjeros.
Decidiendo mandar a toda su familia, las empresas fachada de servicios de prostitución, su ciudad y su país al demonio, el Tío Martín deja su trabajo, escribe cartas amenazantes a nadie, deja de abonar la tarjeta de crédito, intenta crear software de verdad para cooperativas que no vieron una computadora desde el año 1985, intenta denunciar las situaciones de abuso económico en embajadas internacionales y en el exterior, prende fuego el departamento en el que vive, vende o regala todos sus libros y comete algunos intentos de suicidio.
En coro, su familia judía le dice ¿Tanto lío por una puta? ¡Habiendo tantas en la familia!